Trump autoriza las terapias con plasma para la Covid-19

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha anunciado que la Agencia del Medicamento estadounidense (FDA, por sus siglas en inglés) autoriza las terapias con plasma para tratar el coronavirus. Trump se ha sacado este as de la manga este lunes por la madrugada (hora catalana), el día antes de que comience la convención del Partido Republicano, que debe confirmar como candidato a la presidencia. 

La FDA explicó que autoriza «para un uso de emergencia» las terapias con plasma de pacientes de coronavirus que se han curado. Según el centro, utilizar el plasma de la sangre de estos pacientes puede ser beneficioso para tratar a las personas que hayan contraído el virus en los primeros días de evolución. En concreto, disminuye la mortalidad y mejora el estado de salud general de los pacientes, cuando se administra en los tres primeros días de hospitalización. Peter Marks, director de la división de evaluación e investigación biológica de la FDA, explicó que «el producto es seguro» y que no ven «marcadores preocupantes de seguridad». La institución está haciendo pruebas con el tratamiento desde abril, y ha analizado 20.000 de los 70.000 pacientes que lo han recibido. 

Trump se ha apresurado a capitalizar el anuncio de los científicos, en una nueva muestra de la volatilidad de las opiniones del presidente estadounidense. Hace sólo dos días hizo un tuit en el que criticaba la FDA y acusaba el  deep state de la agencia de poner trabas a las farmacéuticas para que hagan pruebas con medicamentos antes de las elecciones presidenciales, previstas para el 3 de noviembre.Pero, horas más tarde, Trump ha convocado una breve rueda de prensa con un tono triunfal. Ha calificado el descubrimiento de «auténticamente histórico», y aseguró que llevaba «mucho tiempo» queriendo hacer este anuncio. La euforia del presidente contrasta con la prudencia con que han asumido el avance los máximos responsables científicos del gobierno, como Anthony Fauci o Francis Collins. Según  The New York Times , ambos habrían alertado de que la solidez de los datos del estudio clínico es demasiado «débil».

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