Según el régimen profesional del trabajador que rige en España, un autónomo es “una persona física que realiza de forma habitual, personal, directa, por cuenta propia y fuera del ámbito de dirección y organización de otra persona, una actividad económica o profesional a título lucrativo, con o sin trabajadores por cuenta ajena a su cargo”.
Puede ocurrir que el trabajador autónomo, ya sea un freelancer o un pequeño empresario, no pueda hacer frente a sus deudas por el fracaso de un negocio, más aún en este momento tras el deterioro económico generado por la pandemia. La Ley de Segunda Oportunidad para autónomos suele ser un bote salvavidas en estas delicadas situaciones.
Si el autónomo se ve en una situación en la que no es capaz de hacer frente a sus deudas con su patrimonio (presente o futuro), puede acogerse a un mecanismo legal para exonerarse de esos compromisos, aligerar la carga financiera, y volver otra vez al ruedo comercial.
Por tal motivo, es muy importante que estos trabajadores conozcan los alcances, requisitos y beneficios de La Ley de Segunda Oportunidad para autónomos.
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¿Qué es la Ley de Segunda Oportunidad?
La ley 25/2015, sancionada el 28 de julio de ese año, tiene como objetivo que las personas físicas tengan la posibilidad de encarrilar nuevamente sus vidas a pesar de sus fracasos económicos o empresariales. “Que puedan arriesgarse a nuevas iniciativas, sin tener que arrastrar indefinidamente una losa de deuda que nunca podrá satisfacer”, dice, textual, el decreto de ley.
Se trata, al fin y al cabo, de un proceso administrativo que, por ejemplo, permite a los autónomos cancelar sus deudas de forma totalmente legal al acogerse a un mecanismo de “reinserción” en contextos de mucho sobreendeudamiento.
Mientras el concurso de acreedores está pensado para las personas jurídicas, la Ley de Segunda Oportunidad para autónomos permite que las personas físicas puedan también empezar de cero cancelando todas las deudas que arrastran con sus acreedores. Las falencias o carencias del concurso de acreedores vienen a ser reparadas por la Ley de Segunda Oportunidad.
Que una persona física, ya sea un particular o un autónomo, puedan volver a empezar sin tener que arrastrar sus pasivos de por vida es beneficioso para el deudor, los acreedores y también para el sistema económico en general. Lo expresa de forma clara y taxativa el texto de la ley:
“Los mecanismos de segunda oportunidad son desincentivadores de la economía sumergida y favorecedores de una cultura empresarial que siempre redundará en beneficio del empleo. Cuando no existen estos mecanismo se producen desincentivos claros a acometer nuevas actividades e incluso a permanecer en el circuito regular de la economía, lo que no favorece al propio deudor, pero tampoco a los acreedores ya sean públicos o privados”.
La Ley de Segunda Oportunidad para autónomos está vigente desde hace seis años en España y, hasta el momento, se han acogido más de 10.000 personas (cifra hasta el 2020), número que crecerá de forma exponencial este año -según el cálculo de abogados y especialistas- ante el marcado incremento de consultas de autónomos que, a causa de la pandemia, no pueden hacer frente de sus obligaciones crediticias.
¿Cúal es el primer paso a dar para acogerse a Ley de Segunda Oportunidad para autónomos?
El primer paso que tiene que dar aquel trabajador autónomo que no puede afrontar sus deudas es el de intentar alcanzar un acuerdo extrajudicial con sus acreedores. En esta instancia, tutelada por un juez, el deudor podrá liquidar sus bienes para abonar las deudas que pueda pagar mediante un calendario de pagos. La Ley de Segunda Oportunidad para autónomos empieza a regir en el momento que finaliza este procedimiento, debido a que ya no hay más activos disponibles para afrontar las deudas.
Ahora bien, para poder acogerse a la Ley de Segunda Oportunidad para autónomos los trabajadores por cuenta propia deben cumplir una serie de requisitos y condiciones. Las tres principales son:
- Acreditar que no puede hacer frente a sus deudas: hay que demostrar que no existe patrimonio para pagar estas obligaciones o que ya se ha liquidado. Quedan exentos los bienes que son imprescindibles para el ejercicio de la actividad profesional.
- La deuda total no puede superar los cinco millones de euros.
- El autónomo debe demostrar que actúa de buena fe. Para ello, debe garantizar los siguientes siete puntos.
- Poder demostrar que ha intentado alcanzar un acuerdo extrajudicial para la cancelación de todas sus deudas.
- Que su sobreendeudamiento no haya sido generado de forma voluntaria con el fin de acogerse a la Ley de Segunda Oportunidad para autónomos.
- El solicitante no puede tener antecedentes penales vinculados a delitos económicos o contra la salud pública.
- No tener ninguna condena en los últimos diez años por delitos contra el patrimonio, contra la Hacienda Pública o por falsedad documental.
- En caso de haber cobrado un seguro por desempleo, el autónomo no podrá haber renunciado a ningún puesto de trabajo que en los últimos cuatro años le haya ofrecido el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE).
- No haberse acogido a la Ley de Segunda Oportunidad para autónomos en los diez años anteriores al momento de solicitarlo.
- Tener, de mínima, dos acreedores.
Ventajas y beneficios de la Ley de Segunda Oportunidad para autónomos
Esta normativa tiene muchos beneficios para los particulares que trabajan por cuenta propia, inclusive más que los trabajadores particulares. Una de las razones es que los autónomos tienen obligaciones con la Seguridad Social que, en caso de insolvencia, suelen suponer deudas públicas problemáticas por sus elevados montos.
Si bien la ley en su decreto original no contemplaba la anulación de los créditos públicos relacionados con Hacienda y la Seguridad Social, una sentencia del Tribunal Supremo en 2019 habilita a que también puedan liquidarse.
La Ley de Segunda Oportunidad para autónomos posibilita deshacerse de los llamados créditos privilegiados, subordinados y ordinarios, que generan intereses abusivos.
Otra ventaja es que la Ley de Segunda Oportunidad para autónomos permite la exclusión de la responsabilidad del avalista, entendida como la persona que asume la obligación de pagar las deudas del solicitante. Esto ocurre en casos en los que se aplica el beneficio de exoneración del pasivo insatisfecho.
También se detienen los embargos y el devengo de intereses al acogerse a la Ley de Segunda Oportunidad para autónomos, una medida que trae un alivio inmediato para el deudor.
En este sentido, los bienes correspondientes a la actividad empresarial están protegidos para que el trabajador autónomo pueda continuar con su actividad económica.
Por último, la Ley de Segunda Oportunidad para autónomos permite, en la mayoría de los casos, cancelar en un 99% las deudas a través de las quitas y disponer de muchísimas facilidades de pago debido al plazo estipulado de diez años.