1812: Descubriendo la historia de La Lotería de Navidad

Las costumbres culturales tienen una singularidad que, cruzando generaciones, une a la gente en las tradiciones del simbolismo, de los rituales y de las celebraciones compartidas. Estas se convierten en expresiones hechas vida de la identidad grupal, de la que surgen los valores, pensamientos e ilusiones. En España, la Lotería de Navidad es, sin duda, una de las tradiciones culturales más entrañables.

Los orígenes de una tradición centenaria

Volviendo hacia atrás en el tiempo, concretamente hasta el año 1812, nos encontramos a España en medio de la Guerra de Independencia con los ejércitos napoleónicos. Era un tiempo de grandes penurias, tanto económicas como sociales como políticas: los pueblos se dividían en facciones, las ciudades eran asediadas y la gente pasaba grandes disgustos. En ese clima de potenciales incertidumbres, el Estado se empeñó en buscar la forma de financiar sus actuaciones de otra manera que no fuese por impuestos que ya quebraban a las personas. Y surge la idea de crear una lotería nacional que aportase recursos para enfrentarse a aquellos gastos que, de otra manera, no parecían poderse pagar. 

La primera Lotería de Navidad se llevó a cabo en Cádiz, una de las poquísimas que resistía la acometida francesa, y se popularizó rápidamente: los denominados décimos permitían jugar a más gente sin necesidad de aportar grandes cantidades. El sorteo fue poco a poco ganando protagonismo para convertirse, cada doce de diciembre, en un acontecimiento esperado a nivel nacional.Con el tiempo, la Lotería de Navidad se ha convertido en parte integral de la tradición española, acompañando la evolución del juego en el país, hasta el nacimiento del moderno casino, que hoy representa una nueva forma de entretenimiento regulado junto a los históricos sorteos navideños. A la par que una sociedad española evolucionaba, también lo hacía la lotería dejándose llevar por su esencia más característica: transformarse en un momento de conocimiento y de ilusión para muchas personas. Cada año, el país entero se para, por el ambiente generado, donde compartir un décimo de lotería con familiares, amigos o compañeros supondrá un hecho de esperanza comunitario.

Curiosidades que hacen única a la Lotería de Navidad

La Lotería de Navidad no sería la misma sin esa singular ceremonia de sorteo que es en sí misma una fiesta cargada de emoción y simbolismo. Cada 22 de diciembre, esta ceremonia se convierte en un evento mediático a todos los efectos y se retransmite en directo a nivel nacional con una audiencia que sienta frente a la televisión a millones de españoles. 

Además, el primer premio (también conocido como «El Gordo») no solo es uno de los más esperados de Europa, dada su cuantía, sino también por su forma de repartir la felicidad. Mientras que otras loterías se limitan a tener un único gran premio, «El Gordo» está muy repartido y puede llegar a proporcionar suerte a muchos individuos, permitiendo que barrios enteros, empresas, asociaciones o pequeños pueblos celebran su felicidad con un poco de suerte. Cada año se venden millones de décimos y la experiencia comienza días antes, cuando las administraciones de Lotería se llenan de largas filas de personas que esperan su turno para obtener el número «de la suerte». La ceremonia, la tradición y la posibilidad de participar en algo que está profundamente arraigado en la cultura española, hacen única la Lotería de Navidad en el mundo.

 La tradición se adapta a la era digital

La Lotería de Navidad sigue conservando su propio corazón en el marco de la venta tradicional de los décimos en las administraciones de loterías físicas; no obstante, los avances tecnológicos han modificado la forma en que los ciudadanos españoles juegan y participan en este emocionante e histórico sorteo. De hecho, en la actualidad es posible comprar los billetes a través de plataformas online que haya habilitado la Lotería, que permiten la adquisición en línea ofreciendo comodidad y accesibilidad a los y las jugadoras de todo el país e incluso en el extranjero, además de permitir la participación en el mismo incluso por parte de aquellos y aquellas que suelen jugar a través de las alternativas tradicionales. 

Las plataformas online han abierto la puerta a que las y los jóvenes actuales puedan acercarse a esta actividad sin renunciar a sus hábitos digitales. Aplicaciones, páginas oficiales, redes sociales y, en general, las máquinas digitales han dignificado el acceso a la compra de los números de las participaciones pero no han cambiado el espíritu original de compartir y jugar la ilusión. Incluso algunas plataformas permiten los envíos de participaciones como si se tratara de un regalo, haciendo así aflorar el sentido de comunidad y afecto que la gente experimenta durante este periodo del año. 

Al mismo tiempo, la compra en línea facilita la compra de los números deseados o los números que son populares, que en las administraciones pueden agotarse rápidamente. A pesar de los avances digitales, la esencia de compartir, de soñar cada año juntos y, cómo no, de asistir todas las personas al sorteo para vivir en primera persona las emociones del mismo se mantiene inalterada. En muchas familias sigue existiendo la tradición de reunirse el 22 de diciembre, ya sea de forma presencial o telemáticamente mediante videollamadas, para seguir en directo el sorteo, así como cantar con los que se encuentran presentes los números premiados. Así, la tradición se renueva cada año adecuándose, por un lado, a los avances tecnológicos y, por otro, respetando el pasado. Las tradiciones son tan fuertes que incluso pueden resistir no sólo a los avances de la tecnología. La Lotería de Navidad sigue siendo en nuestros días como hace años un canto esperanzador y un canto de comunidad, la muestra viva de cómo se pueden cambiar las tradiciones sin perder su alma.

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